Adivina quién viene a cenar esta noche

Puerta de Alcalá

Hasta ahora he escrito mucho en este blog de mis viajes a casa de otros amigos, pero un verdadero morroturista también recibe en su casa a sus amigos. Hemos recibido visitas en casa de muchos amigos y familiares, pero quizá la más exótica fue la visita de mi amiga Verena, de Suiza, con su marido y sus cuatro hijos de entre 11 y 18 años, rubios con los ojos azules y todos altísimos. Se decidieron a venir en Semana Santa, una buena época para visitar Madrid: con un poco de suerte suele hacer buen tiempo y no hace tanto calor como en verano, ideal para patear la ciudad y hacer turismo.

Una vez superados los problemas logísticos (alojar a seis personas en casa cuando vives en un piso de tres habitaciones no es sencillo) y después de comprobar a qué velocidad pueden desaparecer dos kilos de fresas en la merienda de cuatro adolescentes, planeamos diferentes excursiones para conocer la capital de España.

Dedicamos varios días a patear el centro de Madrid: El primer día recorrimos la Puerta del Sol, Plaza Mayor, Calle Mayor, Plaza de la Villa, Plaza de Oriente, Palacio Real, Ópera, Calle Arenal, Preciados, Callao, Gran Vía, Plaza de España y paseamos por el Templo de Debod y Rosales.

Cibeles

Otro día visitamos el Museo del Prado y recorrimos el Paseo del Prado, Neptuno, Cibeles, Puerta de Alcalá y el Parque del Retiro. Aunque cansados, aún nos quedó algo de tiempo para ver la estación de Atocha. Recuerdo que uno de los hijos de Verena se tumbó en un banco en la zona de jardín tropical que hay dentro de la estación para descansar, y el personal de seguridad se acercó a él para informarle de que estaba prohibido tumbarse en los bancos.

Recuerdo entrar con todos ellos a una tasca madrileña típica, nada turística, donde los señores tomaban su cerveza y jugaban a las cartas y al dominó. Les encantó la experiencia. A mis amigos suizos, y también a los señores del bar, que no habían visto a cuatro chavales tan altos en su vida (buenos mozos para limpiar telarañas, decían). A los padres les invité a un vermú, y a los hijos a un mosto. El camarero no pudo resistir la tentación y me preguntó sobre ellos. Al final nos acabó enseñando su bodega y hablando medio en italiano medio en español con mi amiga Verena.

También fuimos a pasar un día a Toledo, y el sábado por la tarde fuimos al Bernabeu a ver Real Madrid - Real Sociedad ¡quién me lo iba a decir a mí, yo en el fútbol, con lo poco futbolera que soy!

Fueron unos días muy divertidos, lo pasamos muy bien todos juntos, recorriendo una ciudad que conozco bien aunque a veces no encuentre el momento para pasear por sus calles o visitar sus museos.

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