Así comenzó todo: era sábado por la noche, en un bar de copas de Madrid. Unos amigos gallegos se sorprenden de que mis amigas y yo nunca hayamos probado el cocido gallego. “Esto hay que solucionarlo”, afirmaron, y esa misma noche organizamos nuestro viaje de morroturismo a Lalín, donde se celebra cada año la Feria del Cocido.
Nos alojamos en sus casas, y la madre de uno de ellos tuvo la generosidad y amabilidad de hacernos un estupendo cocido gallego para que las seis madrileñas que fuimos al viaje nos chupáramos los dedos.
Nos alojamos en sus casas, y la madre de uno de ellos tuvo la generosidad y amabilidad de hacernos un estupendo cocido gallego para que las seis madrileñas que fuimos al viaje nos chupáramos los dedos.
Fue un viaje inolvidable. Lalín está en la provincia de Pontevedra, pero estratégicamente situado en el centro geográfico de Galicia, y por tanto muy cerca de muchos enclaves turísticos interesantes como Santiago de Compostela, las ruinas del monasterio de Carboeiro, las cataratas del río Toxa…
Aparte de comer cocido, también probamos el churrasco, los chorizos criollos, la empanada gallega y el queso del país, acompañado con albariño, licor café, crema de orujo...
Lalín tiene muchos sitios donde comer con una relación calidad-precio fantástica. Y como peculiaridad, los pulpeiros instalan sus ollas de cobre en la puerta de algunos bares los días de feria y los domingos, para deleite de los fans del “pulpo á feira” como yo.
Esta zona tiene muchas cosas interesantes para hacer y visitar, por lo que en mi próximo artículo escribiré un poco más acerca de la capital del Deza.
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