El casco antiguo de Cuenca está situado sobre el espacio más elevado entre las hoces de los ríos Huécar y Júcar. La erosión del agua y el viento durante miles de años formó este bello paisaje, y la mano del hombre contribuyó construyendo esta bonita ciudad. En nuestra estancia en Cuenca quedamos impresionados por la vista desde el puente de San Pablo de las casas colgantes, construidas en el s. XVIII justo al borde del precipicio, parece increíble que sigan ahí, de pie, contemplando el valle todos estos años.
Merece la pena pasear el casco antiguo, y subir hasta el castillo, la parte más alta de la ciudad, para disfrutar de la vista. Se debe visitar la Plaza Mayor, el Ayuntamiento y la Catedral. El paseo por la hoz del Huécar es también muy agradable.
Desde Cuenca se puede hacer una excursión hasta la Ciudad Encantada. Se trata de un conjunto de formaciones rocosas con curiosas formas que se visitan siguiendo una ruta al aire libre de unos 90 minutos de duración aproximadamente.
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